El sufrimiento del ser humano tiene su origen en diversas causas, una de ellas es la necesidad de control.
El ser humano, si no es consciente y hace un trabajo constante en su expansión de consciencia, puede ser presa de sus emociones y deseos más profundos.
DESEO
Por naturaleza, el humano tiene en su esencia, el deseo muy arraigado; desde que nacemos estamos constantemente deseando obtener del mundo exterior aquello que satisface nuestras necesidades en primera instancia y, posteriormente deseamos mucho más que solo lo que creemos necesitar. Deseamos amor, comida, placer, alegría, bienestar, cosas materiales, personas, experiencias gratificantes, y mucho más.
Si no tenemos una formación profunda y consciente, creceremos creyendo que esto es correcto y normal y así vamos por la vida, deseando cosas. Cuando por alguna razón eso que deseamos no se cumple o no se logra, sufrimos mucho, nos duele sobremanera, lloramos, pataleamos, nos enojamos, hacemos berrinches y demás. De esta manera, vamos pasando por diversas experiencias de vida que nos llevan al sufrimiento por no obtener lo que tanto deseamos.
Todo ello nos lleva a una gran necesidad de control, pues creemos que si nosotros controlamos la situación, podríamos influir de tal forma que nos lleve a obtener lo que estamos queriendo. Queremos controlar la situación, queremos controlar a las personas involucradas, persuadiéndolas para que hagan lo que nosotros queremos de acuerdo a nuestro propio criterio, y si las cosas no suceden como esperamos, nos enojamos con las personas porque, según nosotros, no ven claramente y no toman las decisiones correctas para el bien común (claro, un bien común según nuestra perspectiva).
LIBERACIÓN DEL SUFRIMIENTO
Si realmente queremos empezar a vivir sin sufrimiento, debemos ser valientes y dejar de ver al otro como culpable de mi sufrir y, por el contrario, ir hacia adentro, observar qué es lo que pasa dentro de mí, descubrir qué tipo de pensamientos y sentimientos estoy teniendo y así, reconocer el verdadero origen de mi sufrimiento. Solo así estaré en la posibilidad de eliminarlo de mi vida. Entre más consciente sea de que el único responsable de mi sufrimiento soy Yo y nadie más, más estaré en la posibilidad de hacer las cosas de manera diferente para obtener resultados diferentes y, en una de esas, dejar de ser afectados emocionalmente por las situaciones de vida que se nos presenten.
La clave está en estar conectado energéticamente con tu Yo Superior y confiar plenamente en Su designio en tu vida. Tu Espíritu sabe mejor que nadie qué es lo mejor para ti, así que en lugar de querer tener el control de todo para obtener los resultados que tú deseas obtener, suelta las riendas de tu vida y entrégaselas a Él, deja que Él decida y mueva los hilos como considere necesario, pues siempre los moverá para tu más alto bien. Puedes hacerle saber cuáles son tus anhelos pero desde una posición de entrega y no de plegaria, pues si al final los resultados no son los que esperabas, caerás en lo mismo; te enojarás, te decepcionarás e irás perdiendo confianza en el Plan Divino.
En primera instancia, deja de desear de manera inconsciente; es lindo tener sueños, metas y objetivos pero el deseo constante de tal o cual experiencia o cosa, proviene solo del deseo de satisfacción del ego. Sé consciente de los deseos que tienes para que puedas descartar poco a poco los que no provengan del alma.
En segundo término, deshazte de la necesidad de control, suelta las riendas de tu vida y entrégaselas a tu Divinidad. Verás que de esta forma, el camino se vuelve muy ligero y llevadero, se te va todo el peso que hasta hoy llevas en tus hombros.
Y tercero, confía plenamente en el curso natural de las cosas. No te aferres en un deseo específico. Date la oportunidad de ser sorprendido por la vida misma, ella sabrá traerte lo que tu alma realmente requiere. Vive con certeza y de esta manera lograrás aceptar cada experiencia tal cual se presenta y esto te protegerá de estar en sufrimiento constante.
Porque se trata de vivir siendo feliz!! Ánimo, que sí se puede.
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